"La sociedad islámica era muy heterogénea y desigual. Convivían personas que pertenecían a distintas religiones (musulmanes, judíos y cristianos) y que procedían de distintas etnias. Pero, por encima de estas diferencias, existía una división social basada en criterios económicos:
La aristocracia estaba formada por las familias de los gobernantes y por los grandes propietarios. Tenían el poder político y el económico, y controlaban los cargos de la administración. La mayoría de ellos era de origen árabe.
El grupo de los notables estaba integrado por los comerciantes, los artesanos con talleres propios y los pequeños propietarios rurales. Poseían un nivel económico medio y en ocasiones eran ricos, aunque no intervenían en la política.
El grupo más numeroso estaba constituido por pequeños vendedores ambulantes, artesanos sin taller y campesinos, que no tenían propiedades.
Los musulmanes eran tolerantes y no obligaban a convertirse al islam a los habitantes de las zonas conquistadas".
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